lunes, 25 de febrero de 2013

OPINIÓN: UNA BURLA LOS 800 MIL PESOS DE SUELDO ANUALES DE NAMIKO MATZUMOTO


*El salario regular de un periodista no rebasa los 180 mil pesos anuales
*”Ley mordaza” a Jorge Morales

Visión Política
Por Edgar Palma Gómez
Es una burla para los periodistas veracruzanos, el hecho de que la Secretaría Ejecutiva de la Comisión para la Atención y Defensa de los Periodistas, Namiko Matzumoto se autoasignara un sueldo de 59 mil 531 pesos, que al año significan la cantidad de 714 mil 372 pesos –ya sea salario bruto o neto-, esto sin contar su aguinaldo y otras prestaciones de ley, por lo que, sin hacer tantas matemáticas, esta funcionaria que jamás en su vida ha tenido nada que ver con los medios de comunicación le costará al estado cerca del millón de pesos –contando ya con los viáticos que se autoasigne para el ejercicio de su función-.
Ahora, podemos entender la molestia de la nueva Secretaría Ejecutiva, cuando uno de sus comisionados, el periodista Jorge Morales Vázquez diera a conocer el “documento de consumo interno”, donde se le explicaba los salarios de los funcionarios de la recién creada comisión. Cabe señalar, que dicho escándalo no tardara en rebasar el plano estatal, precisamente porque el comisionado Morales Vázquez interpuso un amparo federal para proteger sus garantías constitucionales y evitar que el “regaño” de la comisión le fuera a afectar.
Insisto, no se trata de lastimar el objetivo de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, pero lo que es por demás criticable, es el hecho que si aún no se pueden ver resultados reales de su trabajo, la Secretaría Ejecutiva este más preocupada por mantener su nada despreciable salario, y crear una exagerada nomina administrativa.
Pero, hagamos un ejercicio, vamos a ponernos en los zapatos de la Secretaría Ejecutiva, Namiko Matzumoto, y veamos todo desde su perspectiva. De acuerdo a la Ley 586 de la Comisión para la Atención y Protección de los Periodistas Estatal, en el artículo 11 señala lo siguiente:
“Para el ejercicio de sus funciones, la Comisión contará con un Secretario Ejecutivo, quien tendrá a su cargo la dirección del funcionamiento de los diversos órganos, unidades o áreas, conforme a los acuerdos y órdenes que dicte el Pleno de la misma y de conformidad con la disponibilidad presupuestal aprobada. El Secretario Ejecutivo actuará también como secretario en las sesiones del Pleno de la Comisión”.
Mientras que en el siguiente artículo, en sus apartados I, II, IV, V, VI, señala lo siguiente:
Artículo 12. El Secretario Ejecutivo tendrá las atribuciones siguientes:
I. Representar legalmente a la Comisión y delegar esta función en el servidor público que designe, mediante acuerdo escrito publicado en la Gaceta Oficial del estado;
II. Ejercer el presupuesto asignado por el Congreso;
IV. Proponer, para la aprobación del Pleno de la Comisión, los proyectos de Reglamento Interior, reglas técnicas, manuales, criterios, lineamientos, protocolos y demás normatividad necesaria para la debida organización y funcionamiento de las áreas, unidades u órganos de la Comisión;
V. Nombrar y remover a los titulares de los órganos, unidades o áreas de la Comisión;
VI. Fungir como superior jerárquico de todo el personal que presta sus servicios en la Comisión, en los términos señalados en el Reglamento Interior.
Es decir, Namiko Matzumoto además de ser la representante legal, es quien maneja el presupuesto –de acuerdo a su consideración, por eso no debemos extrañarnos el salario que se designo-, es quien propone el reglamento interno, nombra al personal administrativo, -además de poderlos renunciar si se le antoja, excepto en el caso de los Comisionados, por eso no sabe como librarse de Jorge Morales-, es decir, Namiko Matzumoto es quien manda en la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas -una persona, que repito, no tiene ninguna relación con los medios de comunicación, y que jamás ha ejercido el periodismo, así o más incongruente-. Por esta simple y sencilla razón, ella puede hacer lo que quiera.
Debo mencionar que tuve el placer de asistir a una de las instalaciones de la UPAV en Veracruz, y conocí su oferta académica, la cual se me hizo muy adecuada para las personas que trabajan, y que quieren seguirse preparando, pero lo que más llamo mi atención, fue lo accesible de sus costo, y por esta razón, voy a expresar un par de cosas:
No estoy en contra de que a los servidores públicos se les pague lo justo, porque para ello existe un tabulador salarial, lo que no estoy de acuerdo, es que se autoasignen salarios exagerados cuando apenas están comenzando a trabajar y los resultados no son perceptibles.
No estoy de acuerdo, en que existan comisionados que cobran un “bono de responsabilidad, cuando quien manda –de acuerdo a la ley- es la Secretaría Ejecutiva –repito, una persona sin mayor experiencia en el medio del periodismo-.
No estoy de acuerdo, que salgan a hacer declaraciones absurdas, como es el hecho de que quieran profesionalizar a los periodistas, cuando el presupuesto de la Comisión esta destinado al pago de una nomina –es un absurdo-.
No estoy de acuerdo, que le quieran aplicar la ley mordaza a Jorge Morales, porque esta en desacuerdo con el manejo que pretende hacer Namiko Matzumoto del presupuesto de dicha Comisión.
No estoy de acuerdo, que mientras el costo de una licenciatura en la UPAV no supera los 30 mil pesos, –completa, tres años-, Namiko Matzumoto cobre en un mes lo de dos carreras que pueden significar la profesionalización de los compañeros reporteros, -y peor aún, si hacemos cuentas a largo plazo, esta funcionaria que estará en su encargo cuatro años, ganará 2 millones 857 mil 488 pesos, sin contar aguinaldos y prestaciones, lo que significaría la profesionalización de 96 periodistas, los cuales podrían cursar una carrera universitaria, así de simple-.
El Gobernador Javier Duarte impulso la creación de la Comisión para la Atención y Protección de los Derechos de los Periodistas, el Congreso lo aprobó con la misma intención del ejecutivo, garantizar el libre ejercicio del periodismo en Veracruz, y para qué –me pregunto-, para que vengan personas que no tienen nada que ver con esta digna profesión y quieran adueñarse de un presupuesto que puede ser aplicado para el apoyo y profesionalización de los periodistas, -respuesta por demás lamentable, pero cierta-.

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