Desde temprana edad Guillermo Tovar accedió a las lecturas de personajes destacados de la vida cultural del país, como Lucas Alamán, Vicente Riva Palacio, y Justo Sierra.
Esa inclinación por la lectura lo llevó a la historia y a valorar la pérdida de la riqueza material, pero también la inmaterial, tangible e intangible, en particular de una cultura como la mexicana, conformada por la herencia prehispánica, colonial y moderna.
En 1967 el historiador Jorge Gurría Lacroix invitó a Guillermo Tovar a colaborar en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al lado de trascendentes investigadores como Antonio Pompa y Pompa, Xavier Moyssén Echeverría y Constantino Reyes Valerio, quienes apreciaron desde el primer momento su erudición y conocimientos.
Comenzó así su vida como historiador y cronista de la ciudad de México. De esta labor resultó el libro La ciudad de los palacios.Llegaría a ser cronista de la ciudad, cargo al que virtualmente renunció al solicitar que en lugar de un sólo cronista existiera un consejo de la crónica.
Descanse en paz Guillermo Tovar y de Teresa.
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