jueves, 3 de diciembre de 2009

LA HISTORIA NOS JUZGARÁ ASÍ

Cuando en cincuenta años los mexicanos lean la (que entonces será) historia patria del período actual no podrán menos que horrorizarse igual que nosotros nos indignamos con las épocas de Santa Anna o de Porfirio Díaz.
Para entonces se preguntarán de qué estábamos hechos para haber cometido la serie de barbaridades y disparates que hacemos por acción y omisión.
Lo menos que dirán de nosotros es que somos abyectos, estúpidos, egoístas, idiotas, faltos de hombría y patriotismo.
Así como para nosotros es inconcebible que los mexicanos de la primera mitad del siglo XIX hayan permitido y alentado a un sujeto tan vil como Santa Anna para que hiciera y deshiciera lo que quiso con el país, de la misma manera nuestros descendientes se preguntarán cómo es posible que permitamos y alentemos que el Partido Revolucionario Institucional siga dirigiendo los destinos de la nación (porque lo hace, aun y cuando el presidente sea un panista).
Santa Anna fue liberal y conservador. Federalista y centralista. Republicano y adherente al imperialismo de Maximiliano. Dictador y demócrata. Nacionalista y vendepatrias. Siempre según su conveniencia.
También el PRI, según le ha convenido, ha sido liberal y conservador.
Federalista y demócrata ahora que no tiene la presidencia, y dictatorial y centralista durante los más de setenta años que la tuvo.
Nacionalista con Cárdenas y vendepatrias con Salinas, con la diferencia que mientras Santa Anna consintió la pérdida de territorio, el PRI permitió la venta de las riquezas naturales y de entidades como los bancos a extranjeros.
Para igualar a Santa Anna al PRI sólo le falta proponer un príncipe extranjero para que gobierne el país.

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