Sin ninguna duda, la visita de Felipe Calderón a Córdoba tiene más tintes electorales que otra cosa.
No es un secreto que el señor Carlos Hermosillo fue elegido por el presidente para hacer frente al delfín de Fidel Herrera, Javier Duarte.
En el sexenio pasado, durante la gestión del arquitecto Hugo Fernández se extendieron invitaciones al entonces presidente Vicente Fox, quien nunca se dignó a venir porque no "había sido invitado por el gobernador" en turno Miguel Alemán.
Claro está, que tampoco tenía a qué venir.
Las giras de los presidentes están bien planeadas y cuidadas de manera que cuando van a algún lugar del interior de la república es a inaugurar obras o a participar en actos trascendentes.
Y es que ¿supuestamente a que va a venir Felipe Calderón?
¿A inaugurar qué cosa?
¿Un proyecto del que ni siquiera hay un albañil trabajando?
Con esta visita se deja en claro que el PAN no le va a dejar el camino libre a Fidel Herrera y que Córdoba será la sede de la madre de todas las batallas que se disputen en territorio veracruzano.
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